En las siguientes secciones tomaremos como ejemplo el primer movimiento de la sinfonía “Drumroll” de Haydn. Los antecedentes de esta sinfonía están fácilmente disponibles en el material de referencia sobre el compositor y también hay varios estudios analíticos fiables sobre ella. He aquí una breve sinopsis como base para este caso práctico.
Cuando el príncipe Nicolaus Esterházy, mecenas de Haydn durante 28 años, murió en septiembre de 1790, la fama del compositor se había extendido por toda Europa y estaba muy solicitado. Johann Peter Salomon, violinista virtuoso, compositor y empresario inglés, encargó a Haydn dos conjuntos de seis Sinfonías y le contrató para que las presentara él mismo en Londres. Estas doce Sinfonías, tradicionalmente denominadas Sinfonías de Londres o Sinfonías Salomon, recibieron los números 93 a 104 y se consideran algunas de las mejores de la producción sinfónica de Haydn y algunos de los mejores ejemplos de la forma sinfónica clásica. La primera serie de conciertos en Londres tuvo lugar durante los años 1791-92 y corresponde a las Sinfonías de Londres nº 93-98. Fue para la segunda serie de conciertos, la temporada 1794-95, que Haydn compuso la Sinfonía nº 103 en Mi bemol, “Drumroll”.
Muchas de estas sinfonías tienen apodos, relacionados de alguna manera con el contenido musical. Algunos ejemplos son la “Sorpresa”, por los repentinos y fuertes “ruidos” y las sorprendentes armonías del movimiento lento, o el “Reloj”, por el constante “tic-tac” del ritmo regular en el segundo movimiento.
Haydn comenzó a ampliar las fuerzas orquestales para incluir comúnmente dos de cada instrumento de viento a partir de la Sinfonía nº 99 en Mi bemol mayor (1793), aunque hay excepciones. Paralelamente a esta expansión, también se amplían las dimensiones de los movimientos individuales y, por tanto, la propia forma. La mayoría de estas sinfonías tardías comienzan con introducciones lentas que preceden al Allegro en forma sonata. Algunas de estas introducciones están completamente formadas, son entidades autónomas que, sin embargo, apuntan más allá de sí mismas al cuerpo principal del movimiento. Otros rasgos generales de estas sinfonías tardías, todos ellos presentes en la Sinfonía nº 103, son la creciente expresividad de la escrita para los vientos, la autonomía de la escritura del violonchelo (en lugar de doblar al contrabajo) que, junto con el aumento de los instrumentos de viento, contribuye a cambios en la sonoridad con texturas más densas y un sonido general más grandioso.
El solo de timbales que abre el primer movimiento de la Sinfonía nº 103, es el origen del apodo “Drumroll”.