4.1.1 Metrónomos humanos

Metrónomos humanos

Puede que no seamos capaces de entender completamente los gestos que aparecen en el arte medieval, pero también tenemos pruebas escritas en las primeras fuentes teóricas que indican que los metrónomos humanos eran comunes.

Descripción teórica

(dedicar alrededor de 5 minutos para esta actividad) 

Lea estas descripciones sobre el tiempo o tacto y evalúe lo que tienen en común..

El tiempo (battuta) es “una señal formada a imitación del movimiento del pulso sano por quien dirige subiendo y bajando la mano” (Giovanni Maria Lanfranco Scintille di musica Brescia: 1533).

El tactus es “un movimiento firme y constante de la mano del cantante… mediante el cual se dirigen y miden las notas de la canción. Todas las partes deben seguirlo para que la música suene bien” (Martin Agricola, 1532).

“Por lo tanto, el tactus es un movimiento sucesivo en el canto, dirigiendo la igualdad de la medida; o es un cierto movimiento hecho por la mano del cantante principal de acuerdo con la naturaleza de las marcas que dirigen una canción de acuerdo con la medida” (Ornithoparcus traducido por Dowland London: 1609 por internet). 

Discusión

Todos estos extractos describen el tiempo en términos de movimiento de la mano e indican que la coordinación musical se realizaba mediante un metrónomo humano que movía su mano hacia arriba y hacia abajo.

El metrónomo humano no era un director en el sentido moderno de quien dirige y toma las decisiones, sino simplemente alguien que indicaba el tiempo o el tactus para un grupo o grupos de músicos. Un movimiento uniforme de la mano hacia abajo era suficiente para indicar un compás binario y un movimiento desigual para indicar un compás ternario.  El uso del movimiento lateral de la mano para indicar la subdivisión del compás ternario y cuaternario no se describe hasta finales del siglo XVII. Esto explica por qué los músicos de hoy en día utilizan el término “metrónomo humano” en un sentido despectivo para describir a un director que consideran que no tiene mucho que ofrecer aparte de marcar los tiempos.

A finales del siglo XVI y principios del XVII, con el desarrollo de la música eclesiástica policoral, las interpretaciones a gran escala se hicieron más comunes, por lo que la coordinación de las mismas presentó nuevos desafíos. En el prefacio de sus Salmi a quattro cori de 1612, Viadana describe cómo el maestro debe estar de pie con el primer coro, observando la parte del órgano para controlar la interpretación, pero una persona en cada uno de los coros debe ser designada para observar al maestro, ya que cuando este levanta ambas manos ambos coros deben cantar. 

André Maugars que visitó Roma en la década de 1630, observó que ‘el maestro indica el primer tiempo en el primer coro”, pero que los demás son designados solo para observar el tiempo del maestro e imitarlo. (Maugars 1639) Algunas ilustraciones de este periodo muestran al maestro utilizando un trozo de papel enrollado o un pergamino para marcar el tiempo con más claridad. 

Un experimento mental 

(dedicar alrededor de 5 minutos para esta actividad)

Intente este “experimento mental”. Tiene que dirigir tres grupos separados de cantantes o instrumentistas que están repartidos por un gran espacio de performance. Un grupo está en la galería en una parte alta a su izquierda, el segundo grupo en una parte alta a su derecha y el otro está 20 metros detrás de usted. Sin ayudas visuales modernas, ¿cómo resolvería esta situación?

Los cantantes que trabajaban en las primeras catedrales y iglesias de la Edad Moderna tenían que hacer que su música funcionara en vastos espacios arquitectónicos donde las distancias entre los intérpretes, los tiempos de reverberación y la complejidad de la música podían hacer que esta sonara mal. En la actualidad, los investigadores estudian cómo podían sonar las interpretaciones musicales y cómo podían trabajar los músicos en esos espacios, pero lo que sí sabemos es que lo hacían sin un director en el sentido moderno de la palabra. (Howard and Moretti, 2012) También lo hacían sin una partitura en el sentido moderno, ya que la forma más común de publicación eran conjuntos de libros parciales, es decir, cuadernillos separados para cada voz. El “metrónomo humano” solo habría podido ver una línea de música. 

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