Esta es otra área increíblemente importante de la dirección, especialmente en el contexto de los ensayos. Dirigir una orquesta es gestionar en tiempo real. Rara vez nos podemos permitir el lujo de meditar sobre algo durante unas horas o discutir las opciones con colegas de confianza.
Constantemente tomamos decisiones sin estar en plena posesión de los hechos. ¿Debemos tocar algo de nuevo o confiar en que mejorará por sí mismo? ¿Ensayamos una sección complicada despacio o la dividimos en secciones? ¿Qué tal si termina un poco antes porque nota que la concentración se le va de las manos o si aprovecha hasta el último segundo del ensayo? ¿Cómo responder a esa pregunta capciosa hecha por alguien del conjunto? En el concierto, ¿seguimos a la sección que entró un compás antes o al resto del conjunto?
Todas estas decisiones requieren que ejerzamos la intuición, y la capacidad de ‘leer la sala” es crucial.